lunes, 27 de octubre de 2008

La soledad que congela el alma

A veces, hay veces que la soledad entra hasta tan adentro que te congela hasta el alma, los huesos se rompen uno detrás de otro por la cantidad de frio que puedes llegar a sentir, un aire helado recorre tu cuerpo paralizando la sangre de tus venas, hasta puedes llegar ha pensar que el corazón ha dejado de latir, porque se apagó la melodía que le hacia bailar.
Es entonces cuando sientes la vida en estado puro, cruda...desnuda...silenciosa...verdadera...
Levantas la cabeza con mucho esfuerzo, abres esos ojos cansados de llorar despegando los párpados de la piel cuidadosamente, e intentas mirar hacia delante, con la esperanza de poder llegar a sentir el cálido abrazo de los rayos del sol que volverán a calentar tu cuerpo, y hacer de aquella soledad tu mejor compañera de viaje, tú con tu propia esencia, caminando por la senda de la vida.

1 comentario:

ostadarrerantz dijo...

Soledades
Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula no existe
ah pero si existiera con minúscula
sería semejante a nuestra breve presoledad

después de la alegria viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

ya sé que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto uno se siente
solo en el mundo
sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan

y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo
(...)
hay diez de cen tímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos
claro que la soledad no viene sola(...)
conforme pero que vendrá despues de la soledad
a veces no me siento tan solo si imagino mehor dicho sé que más allá de mi soledad y de la tuya
otra vez estas vos
aunque sea preguntandome a solas
qúe vendrá después de la soledad.
(MArio Benedetti)