miércoles, 21 de octubre de 2009

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La humanidad entera paga las consecuencias de la ruina de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los bienes mortales que la naturaleza otorga. Pero las estadísticas confiesan y los numeritos traicionan: los datos, ocultos bajo el maquillaje de las palabras, revelan que es el veinticinco por ciento de la humanidad quien comete el setenta y cinco por ciento de los crímenes contra la naturaleza. Si se comparan los promedios del norte y del sur, cada habitante del norte consume diez veces más energía, diecinueve veces más aluminio, catorce veces más papel y trece veces más hierro y acero. Cada norteamericano echa al aire, en promedio, veintidós veces más carbono que un hindú y trece veces más que un brasileño. Se llama suicidio universal al asesinato que cada día ejecutan los miembros más prósperos del género humano, que viven en los países ricos o que, en los países pobres, imitan su estilo de vida: países y clases sociales que definen su identidad a través de la ostentación y el despilfarro. La difusión masiva de esos modelos de consumo, si posible fuera, tiene un pequeño incoveniente: se necesitarían diez planetas como éste para que los países pobres pudieran consumir tanto como consumen los países ricos.(...)

Patas Arriba, La escuela del mundo al revés

Egixa da ez naiela estadistiken aldekua, eztetelako uste inola ere errealitatia dan moruan adierazten deuenik. Betiko adibidia adibidetzat jarritxa, diño....que si mi vecino tiene dos coches y yo no tengo ninguno, se supone que cada uno tenemos uno...ta gizurra da galanta, baina datuak benetan interesantiak dia iparraldia eta hegoaldian arteko desberdintxasuna ikusteko.

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