La ciudad de Belén, probablemente el lugar santo más importante del cristianismo en el mundo, es parte del territorio palestino ocupado por Israel desde 1967. Un punto central en la historia bíblica, se encuentra ubicada a tan solo cinco millas y media de Jerusalén.
A través de la Historia las ciudades de Jerusalén y Belén han estado mutuamente interconectadas, económicamente dependientes y culturalmente inseparables.
A través de la Historia las ciudades de Jerusalén y Belén han estado mutuamente interconectadas, económicamente dependientes y culturalmente inseparables.
Hasta que ambas comunidades vieron sus movimientos severamente restringidos por los puestos de control militar israelíes. Ahora Belén ha quedado completamente rodeado y estrangulado por el Muro de la Vergüenza.
Esto significa que la gente de Belén y Jerusalén Este están obligados a llevar consigo diferentes credenciales y permisos emitidos por Israel que restringen su libertad de movimiento y culto religioso en ambas ciudades. Aproximadamente 240.000 palestinos de Jerusalén, por ejemplo, tienen denegado su derecho a visitar la iglesia de la Natividad en Belén, asistir a bautizos familiares, bodas, etc.
Considerando que las comunidades de las dos ciudades están íntimamente conectadas por sus familias y su cultura, éstas se encuentran divididas por un Muro de hormigón de nueve metros de altura, forzando la migración y la pobreza, obligando a la gente a abandonar su país.
Los palestinos de Belén casados con residentes en Jerusalén tienen prohibido vivir con sus parejas porque el estado de Israel no emite los permisos de residencia requeridos. Gente con pasaporte extranjero tienen vedada la reentrada al país cuando expiran sus visados de tres meses. Estos visados, emitidos por Israel, es la única forma que hay de visitar el país, ya que no se emiten permisos para familiares no judíos y amigos de palestinos en la ocupada ribera occidental.
Esto significa que la gente de Belén y Jerusalén Este están obligados a llevar consigo diferentes credenciales y permisos emitidos por Israel que restringen su libertad de movimiento y culto religioso en ambas ciudades. Aproximadamente 240.000 palestinos de Jerusalén, por ejemplo, tienen denegado su derecho a visitar la iglesia de la Natividad en Belén, asistir a bautizos familiares, bodas, etc.
Considerando que las comunidades de las dos ciudades están íntimamente conectadas por sus familias y su cultura, éstas se encuentran divididas por un Muro de hormigón de nueve metros de altura, forzando la migración y la pobreza, obligando a la gente a abandonar su país.
Los palestinos de Belén casados con residentes en Jerusalén tienen prohibido vivir con sus parejas porque el estado de Israel no emite los permisos de residencia requeridos. Gente con pasaporte extranjero tienen vedada la reentrada al país cuando expiran sus visados de tres meses. Estos visados, emitidos por Israel, es la única forma que hay de visitar el país, ya que no se emiten permisos para familiares no judíos y amigos de palestinos en la ocupada ribera occidental.
(Ciudadano III orrialdetik ateatako datuak)
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